miércoles, 13 de marzo de 2013

Veni Sancte Spiritus


Veni Sancte Spiritus (Ven Espíritu Santo) es un poema originalmente en latín en el cual la Iglesia pide la asistencia del Espíritu Santo. Recuerda la primera venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en Pentecostés, narrada en el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles. Se le atribuye al arzobispo de Canterbury Stephen Langton (1160-1228) y al Papa Inocencio III (murió en 1216).
Veni Sancte Spiritus es una de las secuencias preservadas luego del Concilio de Trento.
 También se le llama la secuencia de oro y se canta durante la Misa el Domingo de Pentecostés.
Es cantada actualmente por los cardenales electores durante el cónclave para pedir la divina asistencia del Espíritu Santo en la difícil tarea de elegir un nuevo sucesor de Pedro

Veni Sancte Spiritus 

Latin


Veni Sancte Spiritus

et emitte caelitus
lucis tuae radium.



Veni pater pauperum,

veni dator munerum,
veni lumen cordium.



Consolator optime,

dulcis hospes animae,
dulce refrigerium.



In labore requies,

in aestu temperies,
in fletu solacium.



O lux beatissima,

reple cordis intima
tuorum fidelium.



Sine tuo numine

nihil est in homine,
nihil est innoxium.



Lava quod est sordidum,

riga quod est aridum,
sana quod est saucium.



Flecte quod est rigidum,

fove quod est frigidum,
rege quod est devium.



Da tuis fidelibus

in te confidentibus
sacrum septenarium.



Da virtutis meritum,

da salutis exitum,
da perenne gaudium.



Amen. Alleluia.




Español


Ven, Espíritu Santo,

y envía del Cielo
un rayo de tu luz.



Ven, padre de los pobres,

ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.



Consolador magnífico,

dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.



Descanso en la fatiga,

brisa en el estío,
consuelo en el llanto.



¡Oh luz santísima!

llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles.



Sin tu ayuda,

nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.



Lava lo que está manchado,

riega lo que está árido,
sana lo que está herido.



Dobla lo que está rígido,

calienta lo que está frío,
endereza lo que está extraviado.



Concede a tus fieles,

que en Ti confían
tus siete sagrados dones.



Dales el mérito de la virtud,

dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.


Amén. Aleluya.


"Veni Sancte Spiritus" en versión de Mozart (S. XVIII)







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