El
rechazo no agrada. El desprecio y el fracaso no son gratos. La sensación de “no
lograr nada”: el no ver el resultado de nuestros esfuerzos pueden llevarnos a
la tristeza, la frustración, la tentación de abandonarlo todo. Frente a este
estado de ánimo tan “natural”, el Señor nos dice: No te dejes intimidar (…) no te derrotarán, porque YO ESTOY CONTIGO.
Todo
cristiano es profeta, Dios nos ha elegido y consagrado (por el bautismo) para
anunciar su amor allí donde la vida nos ha colocado con las “muchas o pocas
cualidades” que creamos poseer.
La
poderosa palabra de Dios nos invita a ser valientes, a no aflojar. La Iglesia
nos necesita, el mundo nos necesita. La razón de nuestra confianza es que Jesús
está con nosotros:
YO ESTOY CONTIGO.
Señor Jesús,
líbrame del miedo y el desánimo. Ayúdame a aceptar con sencillez mi lugar en el
mundo, confiando no en mis fuerzas, sino en tu constante apoyo.
Cristo y yo .......... mayoría aplastante!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario